No es la discapacidad lo que hace difícil la vida, sino los pensamientos y acciones de los demás.




miércoles, 10 de agosto de 2011

Que poco cuesta ser educados....




Cuenta una historia…

… que un Judío trabajaba en una planta empacadora de carne en Noruega. Un día terminando su horario de trabajo, fue a uno de los refrigeradores para inspeccionar algo; se cerró la puerta con el seguro y se quedó atrapado dentro del refrigerador. Golpeó fuertemente la puerta y empezó a gritar, pero nadie lo escuchaba. La mayoría de los trabajadores se habían ido a sus casas, y era casi imposible escucharlo por el grosor que tenía esa puerta.

Llevaba cinco horas en el refrigerador al borde de la muerte. De repente se abrió la puerta. El guardia de seguridad entro y lo rescató.

Después de esto, le preguntaron al guardia a qué se debe que se le ocurrió abrir ésa puerta sino es parte de su rutina de trabajo ??.

Él explicó: llevo trabajando en ésta empresa 35 años; cientos de trabajadores entran a la planta cada día, pero él es el único que me saluda en la mañana y se despide de mi en las tardes.
El resto de los trabajadores me tratan como si fuera invisible. Hoy me dijo “hola” a la entrada, pero nunca escuché – “hasta mañana” – Yo espero por ese “hola”, “buenos días”, y ése “chao” o “hasta mañana” – cada día.
Sabiendo que todavía no se había despedido de mi, pensé que debía estar en algún lugar del edificio, por lo que lo busqué y lo encontré”.




desconozco el autor me lo enviaron por correo..

2 comentarios:

  1. Estupendo!! hay una infinidad de detalles que hemos perdido,los saludos y el "por favor" y "gracias" se echan de menos :)
    Besotes

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  2. Que genialidad!! Yo todos los lunes en la mañana me iba caminando a la facultad el semestre pasado, y me encontraba a la misma chica y la saludaba. Luego de como 4 meses, paré y el pregunté el nombre. Así nos hicimos amigas!! No cuesta nada ser educado! :D Es más, siempre ganas.

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Deseos y amores, poseen futuros inciertos uno nunca sabe cuando se cumplen sino hasta tenerlos.
Gracias por dejar tu huella en mi humilde morada.