No es la discapacidad lo que hace difícil la vida, sino los pensamientos y acciones de los demás.




sábado, 2 de octubre de 2010

Un error perfecto

Mi abuelo amaba la vida – especialmente cuando podía hacerle una broma a alguien. Hasta que un frío domingo en Chicago, mi abuelo pensó que Dios le había jugado una broma. Entonces no le causó mucha gracia. Él era carpintero.
Ese día particularmente él había estado en la Iglesia haciendo unos baúles de madera para la ropa y otros artículos que enviarían a un orfelinato a China.Cuando regresaba a su casa, metió la mano al bolsillo de su camisa para sacar sus lentes, pero no estaban ahí. Él estaba seguro de haberlos puesto ahí esa mañana, así fue se regresó a la Iglesia. Los buscó, pero no los encontró.

Entonces se dio cuenta de que los lentes se habían caído del bolsillo de su camisa, sin él darse cuenta, mientras trabajaba en los baúles que ya había cerrado y empacado. ¡Sus nuevos lentes iban camino a China!. La Gran Depresión estaba en su apogeo y mi abuelo tenia 6 hijos.

Él había gastado 20 dólares en esos lentes. “No es justo” le dijo a Dios mientras manejaba frustrado de regreso a su casa. “Yo he hecho una obra buena donando mi tiempo y dinero y ahora esto”.

Varios meses después, el Director del orfelinato estaba de visita en Estados Unidos. Quería visitar todas las Iglesias que lo habían ayudado cuando estaba en China, así que llegó un domingo en la noche a la pequeña Iglesia a donde asistía mi abuelo en Chicago. Mi abuelo y su familia estaban sentados entre los fieles, como de costumbre.

El misionero empezó por agradecer a la gente por su bondad al apoyar al orfelinato con sus donaciones. “Pero más que nada”, dijo “Debo agradecerles por los lentes que mandaron. Verán, los comunistas habían entrado al orfelinato, destruyendo todo lo que teníamos, incluyendo mis lentes. ¡Estaba desesperado! Aún y cuando tuviera el dinero para comprar otros, no había donde. Además de no poder ver bien, todos los días tenia fuertes dolores de cabeza, así que mis compañeros y yo estuvimos pidiendo mucho a Dios por esto. Entonces llegaron sus donaciones.

Cuando mis compañeros sacaron todo, encontraron unos lentes encima de una de las cajas”. El misionero hizo una larga pausa, como permitiendo que todos digirieran sus palabras. Luego, aún maravillado, continuó: “Amigos, cuando me puse los lentes, eran como si los hubieran mandado hacer justo para mí!, ¡Quiero agradecerles por ser parte de esto!”.

Toda las personas escucharon, y estaban contentos por los lentes milagrosos. Pero el misionero debió haberse confundido de Iglesia, pensaron. No había ningunos lentes en la lista de productos que habían enviado a China.

Pero sentado atrás en silencio, con lágrimas en sus ojos, un carpintero ordinario se daba cuenta de que el Carpintero Maestro lo había utilizado de una manera extraordinaria.


Cheryl Walterman Stewart

8 comentarios:

  1. Que hermosa historia, lo que un error puede hacer de bien al que la recibe.
    La moraleja que le doy es que en nuestro moderno tiramos tantas cosas que sirven a otras personas que las pueden volver a utilizar beneficiando su bienestar personal.
    Un besazo enorme de lunes

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  2. Bella historia, sin querer el abuelo hizo doble obra de caridad, a pesar de no poder...se sentía orgulloso por ello sus lágrimas de emoción.

    Un abrazo y feliz semana.

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  3. Una belleza de historia, un error que beneficio tan bien a una persona que realmente lo necesitaba, para colmo sirviendo a una obra de grandes dimisiones en un mundo donde todo falta.
    Me voy feliz de leer cositas asi en un comienzo de la semana.

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  4. Una historia maravillosa Mari,muchas gracias.
    Va un abrazo grande con mi deseo que estés bien.Besos

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  5. Fantástico cuento! Así se cuenta a lo grande una pequeña historia! Realmente conmovedora. Gracias por compartirla.

    Muchas gracias por tu visita.

    BESOTES LUNEROS GUAPA!

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  6. bonito relato preciosa. Eres una artistaza.Un besin muy muy grande de esta asturianina

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  7. Un cuento realmente hermoso, me ha emocionado querida Mari. Y es que a veces la vida te sorprende gratamente como en este caso.
    Un abrazo

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