Hay un lugar dentro de mi casa que es mi lugar favorito, desde el contemplo el mundo que me rodea delante de mi ordenador. Quiero desde el transmitiros mi experiencia algunas veces buena otras no tanto de mi paso por la vida con mi discapacidad, otras veces sera mis sueños, ilusiones y esperanza de seguir disfrutando de todo lo que me rodea....pero siempre desde....mi rincon
No es la discapacidad lo que hace difícil la vida, sino los pensamientos y acciones de los demás.
miércoles, 17 de diciembre de 2008
El hombre que aprendió a ladrar de Mario Benedetti
Lo cierto es que fueron años de arduo y pragmático aprendizaje, con lapsos de desaliento en los que estuvo a punto de desistir. Pero al fin triunfó la perseverancia y Raimundo aprendió a ladrar. No a imitar ladridos, como suelen hacer algunos chistosos o que se creen tales, sino verdaderamente a ladrar. ¿Qué lo había impulsado a ese adiestramiento? Ante sus amigos se autoflagelaba con humor: "La verdad es que ladro por no llorar." Sin embargo, la razón más valedera era su amor casi franciscano hacia sus hermanos perros. Amor es comunicación. ¿Cómo amar entonces sin comunicarse?
Para Raimundo representó un día de gloria cuando su ladrido fue por fin comprendido por Leo su hermano perro, y (algo más extraordinario aún) él comprendió el ladrido de Leo. A partir de ese día Raimundo y Leo se tendían, por lo general en los atardeceres, bajo la glorieta, y dialogaban sobre temas generales. A pesar de su amor por los hermanos perros, Raimundo nunca había imaginado que Leo tuviera una tan sagaz visión del mundo.
Por fin, una tarde se animó a preguntarle, en varios sobrios ladridos: "Dime, Leo, con toda franqueza: ¿qué opinas de mi forma de ladrar?" La respuesta de Leo fue escueta y sincera: "Yo diría que lo haces bastante bien, pero tendrás que mejorar. Cuando ladras, todavía se te nota el acento humano."
Leido en:
http://gargantuario3.blogspot.com/
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Deseos y amores, poseen futuros inciertos uno nunca sabe cuando se cumplen sino hasta tenerlos.
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